El hombre, como ser gregario que es, ha implementado mecanismos para asegurar la interacción con otros y de esta manera, lograr su subsistencia. Sin embargo, para formar dichos vínculos sociales ha perfeccionado la comunicación, que es la herramienta con la que se transmite y recibe información. La comunicación es un proceso muy complejo y a lo largo de los años el ser humano ha tenido que modificarlo para expresar con más exactitud lo que siente interiormente, aprehender con mayor precisión lo que otros intentan ofrecerle y fortalecer las relaciones interpersonales. Específicamente, el profesional de la salud, por la gran labor social que desempeña, está obligado a formar un nivel comunicativo mucho más estructurado; tendrá que estar en continua relación con colegas y pacientes, con los que, de forma especial, tendrá que establecer excelentes relaciones interpersonales. Sin embargo, al interactuar con estos últimos, puede generarse dos tipos de reacciones: por un lado, se puede originar una empatía, facilitada obviamente por la capacidad que tenga el médico para transmitir seguridad a la persona que está en sus manos; por otro, un efecto negativo, en el que las palabras que emplea el doctor para dirigirse a su paciente pueden empeorar su estado general psicofisiológico y producirse lo que se llama iatrogenia.
Puesto que el objetivo del médico es buscar el bienestar en el individuo afectado y para ello tiene que extraer de él la información que pueda proporcionarle bases para crear un posible diagnóstico (lo que en muchos casos es verdaderamente complicado), se hace necesario utilizar las destrezas comunicativas en tales propósitos. Sumado el hecho de que el médico debe conocer la situación patogénica del paciente en poco tiempo, sus habilidades analíticas y comunicativas deben ser aún mayores. Cabe destacar que, en el momento en el que el doctor elabora un juicio clínico del estado del enfermo, su explicación para él debe ser concreta, sencilla y adaptada a las capacidades que tenga el sujeto de entender su realidad. Además, la labor médica se verá facilitada si el médico realmente está interesado en mejorar la calidad de vida de los pacientes y si su capacidad expresiva está suficientemente perfeccionada.
1 comentarios:
Definitivamente esto lo debería aprender algunos doctores que ya no parecen personas, porque ni siquiera miran a los ojos a los pacientes cuando los atienden. Se supone que un profesional se forma para fortalecer su parte humana y contribuir al desarrollo de la sociedad, pero lamentablemente, a muchos médicos les sucede lo contrario. Ojala que los nuevos egresados sean mas "personas".
Publicar un comentario